Por Martín Díaz
El Partido Acción Nacional en Reynosa ha dejado de ser oposición. No por decreto, sino por una decisión más cómoda y menos honesta: la de callar. En medio de un gobierno municipal que improvisa, promete sin cumplir y gobierna sin oposición, los regidores panistas han optado por desaparecer.
La ciudad reclama, exige, pregunta. Pero ellos no responden. No están. Desde hace meses han abandonado la calle, el debate, el deber. Se han refugiado en sus oficinas, donde una vez por semana la política se reduce a una fotografía, un café servido, y el aire acondicionado a buena temperatura.
En su oficina en un ejercicio que han llamado “Café con Pan” atienden los miércoles a no más de cinco personas según sus publicaciones en redes sociales. Es su intento de demostrar trabajo. No hay fondo, no hay propuesta, no hay contenido. Sólo la intención de aparentar. Es el retrato de una simulación.
Y sin embargo, el silencio persiste. No hay cuestionamiento, no hay señalamientos firmes, no hay posicionamiento en el Cabildo. La ausencia no es ingenua. A estas alturas, es legítimo preguntar si los regidores están simplemente convencidos… o cómodamente arreglados.
Porque nadie abandona su papel sin motivo. Y nadie mantiene la boca cerrada tanto tiempo sin que exista una razón —y en política, pocas veces es desinteresada.
Mientras tanto, la ciudad se queda sin contrapesos. El PAN en Reynosa no ejerce el rol que le corresponde. Se ha vuelto parte del paisaje. Ocupa sus lugares, cobra sus sueldos, firma sus asistencias. Pero ya no representa a nadie.
El dirigente del partido guarda el mismo silencio. No orienta, no exige, no sacude. El partido es hoy una estructura vacía, desarticulada, que sobrevive sin voz ni rumbo.
Reynosa merece más. Merece una oposición que no se preste al juego del poder. Una oposición que cuestione, que incomode, que incomode incluso al poder con el que hoy parecen haberse entendido.
Porque la política sin confrontación es complacencia. Y en esta ciudad, hay demasiadas cosas que ya no se pueden seguir tolerando.