Por José Ángel Solorio Martínez
Lucía Aimé Castillo Pastor, deja un grandioso –como ominoso– legado en su paso por la Secretaría de Educación en Tamaulipas (SET). Una institución confrontada con la Sección XXX del SNTE; atraso evidente en el rubro educativo de la IV T en el estado y una evidente como galopante corrupción en todas las subsecretarías y direcciones de la dependencia.
El nuevo titular, Miguel Ángel Valdez no la tiene fácil.
Con todo y su gran júbilo por su ascenso –inexplicable sonrisa– tiene una tarea titánica.
Desmantelar las redes de inmoralidad que dejó sembradas Castillo Pastor llevará tiempo; rearticular la institucionalidad de la SET, es labor de la comunidad educativa –maestros, padres de familia– sin exclusiones.
El diferendo con los profesores, que caracterizó el trabajo de Lucía Aimé, metió a la institución en una dinámica que afectó gravemente el sistema educativo.
Reasignación de plazas en forma arbitraria; venta de plazas, personal innecesario en algunos planteles, robo de cheques de personal docente, retrasos en los pagos y un ejército de aviadores, son los más apremiantes desafíos del doctor Valdez.
Castillo Pastor, no se va con borrón y cuenta nueva.
Tendrá que responder ante las autoridades penales –incluyendo a sus cómplices– la desaparición de miles de cheques de profesores que por años fueron expoliados por la renunciada funcionaria.
Se calcula que por ese sólo concepto, son cientos de millones de pesos que andan perdidos…
…pero tienen que aparecer.
Sin exagerar: la pandemia del COVID –dos años de parálisis educativa– no enfermó la educación en Tamaulipas, como el torbellino llamado Lucía Aimé.
Juntos, COVID y la exsecretaria, golpearon la calidad de la transmisión de saberes, como nunca en la historia de la educación.
El espacio áulico y sus ocupantes se mueven en un escenario de desastre.
Dos años de pandemia y dos años de Lucía Aimé, pusieron al borde del colapso la educación pública en el estado.
La SET requiere una limpia total.
Desde la cabeza a los pies.
Si el doctor Valdez trae instrucciones de acabar con las anomalías deberá cambiar para avanzar. Toda la urdimbre de inmoralidad de Lucía Aimé debe salir. Sin cambios de personas, no hay cambio en las instituciones. La mayoría panistas; emisarios de un régimen pasado, que lo que menos le interesa es la educación.
Han saqueado impunemente la SET.
Hoy existen pruebas documentales del robo en despoblado que hicieron Castillo Pastor y testaferros. En la Fiscalía están vivos expedientes contra los amigos de la exsecretaria y ella misma.
Como decía AMLO: las escaleras se barren de arriba hacia abajo.
Esperemos, las señales de la buena voluntad del nuevo secretario.