Por Pegaso
No sé si la candidata a jueza de Shihuahua, María de Lourdes Ríos Ramírez entra dentro de la clasificación de Manuel Cavazos Lerma, pero de que ha sexualizado su imagen para ganar votos y obtener tan jugosa representación, no cabe la menor duda.
Triste, constrita y mohína porque ha recibido muchas críticas por su forma de hacer campaña, dice, asegura, sostiene, jura y perjura que no es ella la que se ha convertido en un sex simbol, sino la gente morbosa que la ve.
Yo me pregunto: ¿Será necesario hacer campaña en minifalda? ¡Imagínense cómo se verá un típico candidato a juez, barrigón, cachetón, con las patas flacas y peludas enfundado en un minivestido!
Considero que, en el caso de la candidata a jueza, está fuera de todo contexto y proporción hacer una sexicampaña, cuando bien pudo utilizar cualquier atuendo y obtener los mismos resultados.
Es decir, pudo vestirse de monja recoleta y verse muy bien, porque su natural belleza, curvas redundantes y aspecto de femme fatale la favorecen, aún cuando se vista de harapos.
Pienso que su estrategia estuvo mal enfocada, porque, supongamos que llega a ganar la elección para jueza, ¿quién tendrá confianza en sus decisiones teniendo grabada en la mente la imagen que quiso dar a los electores? ¡Todo mundo va a querer ser juzgado por ella, no para tener justicia, sino para estar cerca de su fetiche!
No me cabe la idea que, teniendo la preparación académica y los títulos universitarios que dice tener, se le haya ocurrido promocionarse de esa manera.
La ley dice que cada quien es libre de hacer lo que quiera, siempre y cuando no viole los derechos de los demás. Y es cierto. Con su campaña no incurre en ningún tipo de trasgresión, infracción, incumplimiento, abuso o vulneración de las leyes, pero alguien podría argumentar que se trata de un caso de falta de decoro, pudor o recato.
Tampoco sé si tiene pareja o hijos, pero sabiendo que en las redes sociales sobran los libidinosos de mente cochambrosa, debieron haberle dicho: “¡Hey, güerca! No te pongas esa minifaldita para hacer campaña, shula!”
Pero a ella le valió madres: “¡Yo hago lo que quiero con mi cuerpeshito!¡Y va la foto en minifalda!”
La polémica se generó a nivel nacional e internacional.
Fuera de si es legal o no utilizar ese tipo de recursos para ganar el favor de los votantes, la atención que ha atraído hacia su persona se ha convertido en un fenómeno social.
Ahora, si las mujeres siguen su ejemplo, no solo podrán competir para juezas o magistradas, sino para todo tipo de cargo públicos, desde una simple regidora, hasta alcaldesa, gobernadora, diputada local, diputada federal, senadora y Presidenta de la República.
Si eso ocurre, ya no tendremos una democracia, sino una curvicracia, lo que es potencialmente peligroso porque las leyes no se hicieron pensando en quién puede ser más bello, sino en que la totalidad de los habitantes de México tienen los mismos derechos y oportunidades.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “No posee mácula el aborigen, sino el individuo que le ha impuesto lazo de compadrazgo”. (No tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre)